Una niña a esa edad puede estar lista para un embarazo desde el punto de vista físico, aunque no suelen estarlo, pero indudablemente su madurez intelectual no resulta ser la adecuada como para enfrentarse al reto de la maternidad.

La niña rumana se convirtió en madre el martes 26 de octubre en un hospital de Jerez de la Frontera. El bebé nació sano, con un peso de 2,9 kilos. El pasado fin de semana, les dieron el alta en el centro sanitario donde habia dado a luz. El asunto dejó de ser una cuestión de salud para convertirse en un problema social.

La consejeria andaluza para la Igualdad y el Bienestar Social,por medio de su consejera Micaela Navarro, está valorando tanto el estado de la menor y su bebé como el de la gran cantidad de familiares con la que conviven. Si no hay nada anómalo, ambas permanecerán en ese mismo entorno familiar.

Los servicios sociales del Ayuntamiento de Jerez de la Frontera no tuvieron conocimiento de lo sucedido hasta el pasado viernes, 29 de octubre, dado que la familia al parecer reside en la provincia de Sevilla. La niña se encontraba bajo tutela de sus progenitores, aunque al tenerse constancia del alumbramiento se activó el protocolo de protección de menores. «Lo importante es que ambos estén bien atendidos y si no hay ninguna situación anómala permanecerán en el entorno familiar», señaló.

La medicina, suelen argumentar los médicos, no es como las matemáticas, donde dos y dos siempre suman cuatro. Lo normal sigue siendo que una niña de 10 años sea incapaz de engendrar un bebé. El hígado, el corazón y los riñones de una chiquilla no están preparados para soportar nueve meses de gestación y un experiencia del calado de un parto, aunque el caso de Cádiz haya roto con todas las teorías conocidas.

Los cambios hormonales que se dan en la pubertad suelen comenzar a los 13 años. A esa edad, una adolescente es capaz de producir hormonas propias de la mujer, pero no óvulos. La primera ovulación se produce en torno a los quince años.