El  "mini-hígado" resultante es del tamaño de una moneda pero cabe esperar que con la misma técnica se desarrollará, en un futuro próximo, un hígado de tamaño completo.

El mini-hígado es útil como es, dentro de dos años podrá ser utilizado para probar nuevos medicamentos, reducirá el número de experimentos con animales, así como permitirá obtener resultados sobre la base de un hígado humano (en lugar de animales).

Los investigadores, el Dr. Colin McGucklin, profesor de Medicina Regenerativa de la Universidad de Newcastle, y el Dr. Nico Forraz, Investigador Asociado Senior en la Universidad de Newcastle, afirman que los trozos de hígado artificial podrían ser utilizados para reparar hígados dañados por una lesión, enfermedad, abuso del alcohol u otras causas en los próximos cinco años.

Estos hígados artificiales podrán utilizarse también fuera del cuerpo del paciente de forma análoga al proceso de diálisis utilizado para mantener con vida a los pacientes cuyos riñones han fallado.

Dentro de quince años, será posible el cultivo de hígados enteros en el laboratorio que más tarde serán trasplantados a pacientes humanos.

Las células madre utilizadas por los Dres. McGucklin y Forraz en esta investigación se han obtenido a partir de cordón umbilical  concretamente de sangre del cordón umbilical, visto por algunos como una alternativa más ética a las células madre creadas a partir de embriones humanos.

Las células se colocan entonces en un biorreactor, un dispositivo desarrollado por la NASA para simular el entorno de gravedad del espacio. Las células están situadas en un medio de crecimiento que está en constante rotación, lo que sitúa a las células en crecimiento en un estado de caída libre sin fin.

El crecimiento celular ordinario en un medio nutriente, como por ejemplo una placa, no proporciona un medio de cultivo adecuado para el crecimiento tridimensional del tejido. Las células epiteliales sin un entorno de ensamblaje tridimensional carecen de la información adecuada para el crecimiento de células de cada tejido en particular, mientras que en un bioreactor rotativo, los científicos pueden engañar a las células para que se comporten como si estuvieran en el interior de un cuerpo humano.