Sus componentes son un dispensador de fármacos electrónico e intra-oral de reducidas dimensiones, extraíble y no invasivo para el paciente; una bomba externa para dispensar cantidades elevadas de medicamento y una red personal para reunir información sobre el entorno del usuario y detectar posibles bloqueos.

Asimismo, cuenta con una infraestructura de servicio y de telecomunicaciones para analizar y transmitir de forma bidireccional, desde el usuario al sistema automatizado o al cuidador y en dirección opuesta. Además, incluye un punto remoto de atención médica para supervisar la evolución de los pacientes controlados.

Se activa cuando el sensor portátil detecta la aparición o empeoramiento de los síntomas de Parkinson en el paciente. En ese momento envía, a través de un móvil, instrucciones para que la bomba subcutánea que lleva el afectado eleve la dosis. Asimismo, el sistema permite que un médico monitorice el estado del paciente y los resultados que se consiguen con el tratamiento a través del ordenador.

El objetivo es que este dispositivo administre agentes anticolérgicos de manera controlada y en función de la demanda, controlando así la progresión de la enfermedad y mitigando sus síntomas, mejorando la calidad de vida de quien la padece y de sus cuidadores, así como reduciendo la comorbilidad.