Un día, Amelie descubre en su apartamento una vieja caja de latón oxidada, repleta de recuerdos de la infancia, guardada por un muchacho años atrás. Después de localizar al dueño de la caja, se la entrega. Al abrir la caja descubre unas canicas y en ese instante un repentino destello de imágenes de la infancia inundan su mente y lo transportan a una época en la que se encontraba en el patio del colegio tratando de llenar sus bolsillos con cientos de canicas, mientras un profesor le gritaba que se diera prisa.

Todos hemos experimentado en alguna ocasión esta sensación: un objeto, un olor, una canción, o una vieja fotografía nos transporta a otro tiempo y lugar. Ahora, un grupo de neurólogos han investigado si unas cuantas neuronas pueden desencadenar  todos esos recuerdos.

En un nuevo estudio, publicado en la revista Nature, un grupo de investigadores del MIT demuestran, por primera vez, que es posible activar un recuerdo a demanda, mediante la estimulación de unas pocas neuronas con luz, utilizando una técnica conocida como optogenética. La Optogenética es una potente tecnología que se vale de la luz y de proteínas fotosensibles genéticamente modificadas para controlar la actividad celular.

Insertaron un gen, en ratones, que codifica una proteína sensible a la luz en las neuronas del hipocampo, lo que les permiten utilizar la luz para controlar dichas neuronas.

Luego, pusieron al animal en un entorno determinado en el que recibía un golpe ligero en los pies, provocando el comportamiento normal en los ratones cuando tienen miedo: se quedan inmóviles. El ratón aprendido a asociar un ambiente particular, con ese ligero golpe.

Más tarde, para comprobar si podían activar ese recuerdo, activaron con luz una parte de las neuronas implicadas en la memoria y los animales mostraron una respuesta clara: la inmovilización. La estimulación de las neuronas parecía haber activado el recuerdo.

En 2010, la optogenética fue nombrada método científico del Año por la revista Nature. La tecnología fue introducida en 2004 por un grupo de investigación en la Universidad de Stanford dirigido por Karl Deisseroth, colaborador en esta investigación.

En los últimos años, la optogenética ha proporcionado información de gran alcance en las bases neurales de los trastornos cerebrales como la depresión, la enfermedad de Parkinson, la ansiedad y la esquizofrenia.

Para que no se preocupen, los amigos de las teorías conspiratorias, por la implantación de recuerdos y el control de la mente, esta tecnología está todavía muy lejos de ser empleada en seres humanos. Sin embargo, los primeros pasos hacia la aplicación clínica de la optogenética ya han comenzado. Un grupo de la Universidad de Brown, por ejemplo, está trabajando en un electrodo inalámbrico óptico que puede "iluminar" las neuronas. Quién sabe, algún día, dispondremos de una nueva tecnología que nos permita borrar los malos recuerdos o mejorar nuestra memoria con unas cuantas sesiones de luz.