A medida que las tasas de supervivencia de los recién nacidos muy prematuros mejoraron en los últimos años, la investigación descubrió algunos de los desafíos a largo plazo que tendrán esos bebés: menor coeficiente intelectual (CI) y más problemas conductuales que los niños nacidos a término.

El nuevo estudio reveló que entre 104 niños de 7 a 16 años, los 49 nacidos muy prematuramente tenían mayor hiperactividad y problemas de atención, más síntomas de depresión y ansiedad.

Pero un CI más bajo no explicó el aumento del riesgo. El nivel socioeconómico familiar tampoco fue un factor importante en la probabilidad de tener problemas de conducta y emocionales.

No obstante, el peso al nacer fue el factor más importante, según publicaron los autores en la revista Pediatrics.

Eso "sugiere que en los niños prematuros, los problemas de conducta tendrían un origen biológico, que el ambiente no podría compensar fácilmente", explicó la doctora Amy L. Conrad, del Colegio de Medicina de la University of Iowa.

"Eso no significa que el ambiente no pueda influir, sino que no tiene un efecto tan fuerte como en los niños a término y que nacen con el peso adecuado", dijo Conrad a Reuters Health.

Mientras que los padres de niños prematuros estudiados mencionaron más problemas de conducta y síntomas emocionales en sus hijos que el resto de los papás, la mayoría de los niños no tenía trastornos graves.

Según Conrad, el 18 por ciento de los niños prematuros tenía problemas de hiperactividad y falta de atención en "estadio clínico" (que necesitaba terapia) y el 14 por ciento, depresión o ansiedad.

El equipo de Conrad les realizó test de inteligencia a 104 niños y adolescentes; los padres respondieron un cuestionario estandarizado sobre problemas de conducta. Cuarenta y nueve menores habían nacido muy prematuramente (entre las semanas 24 y 33 de gestación). Un embarazo a término dura 40 semanas.

El peso al nacer varió desde "extremadamente bajo" (menos de 1 kilo) a "muy bajo" (1 a 1,5 kilos).

Los padres de niños prematuros mencionaron más problemas de conducta que los padres de niños a término; sobre todo, entre los chicos que habían nacido con un peso extremadamente bajo.

La relación entre el peso al nacer y la conducta no desapareció tras considerar la edad, el género, el CI y el nivel socioeconómico de los niños y los adolescentes.

Es posible que el peso muy bajo al nacer afecte el desarrollo cerebral de alguna forma que haga que los bebés sean más vulnerables a los problemas de conducta. Conrad dijo que el objetivo del trabajo futuro de su equipo es responder esa duda.

Por ahora, recomendó que los padres de niños prematuros estén atentos a posibles signos. "Si notan falta de atención, hiperactividad, depresión o ansiedad que no son adecuadas para la edad y que interfieren en la vida cotidiana, deben hablar con el médico o el psicólogo local", dijo el autor.