Según la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), el cambio de hábitos producidos por las vacaciones y la modificación de horarios provocan que ocho de cada 10 hipertensos se olviden de continuar su tratamiento, total o parcialmente.

La asociación de estrés e hipertensión puede dar lugar a serias confusiones en los pacientes con cifras altas de presión arterial y llevarles a suponer que la relajación propia de las vacaciones puede disminuir estas cifras y que su necesidad de tratamiento es menor.

Como explica Nieves Martell, “esto, sumado a que, generalmente, el calor produce un descenso de las cifras tensionales, hace que los pacientes adopten decisiones sobre su medicación basándose en razonamientos erróneos”.

El Grupo de Trabajo de la Automedida de la Presión Arterial (AMPA) de la SEH-LELHA recomienda a los pacientes hipertensos que, con los desplazamientos en la época estival, lleven consigo “el tensiómetro a su lugar de veraneo para conocer los niveles al menos una vez a la semana”.

Es importante prestar especial atención a la alimentación que, por el aumento de grasas y los altos contenidos en sal, así como por el excesivo consumo de alcohol y tabaco, provoca variaciones en la tensión arterial.

Según Nieves Martell, si se descontrola la alimentación, “el resultado no solo repercute en un aumento de peso y una variación de la tensión, sino que también aumenta el colesterol, los triglicéridos e, incluso, el azúcar”. Añade que “de hecho, a la vuelta de las vacaciones se registran numerosas crisis hipertensivas fruto de un mal cumplimiento terapéutico”.

Los expertos recomiendan incluir en el menú diario frutas, verduras y hortalizas, así como cereales, lácteos desnatados, carnes blancas y magras, pescado azul o blanco y aceite de oliva, junto a mejorar los hábitos de alimentación y el control de la tensión.