La enfermedad celíaca (EC) es una intolerancia permanente, que no una alergia, a las proteínas del gluten del trigo, del centeno, de la cebada, del triticale y de la avena, aunque estudios recientes sugieren que ésta última en estado puro no influye en el paciente. La ingesta de gluten provoca un daño en la mucosa del intestino delgado superior, manifestándose en síntomas digestivos y extradigestivos que desaparecen cuando se elimina el gluten de la dieta.

La causa de la enfermedad es desconocida, pero se sabe que contribuyen factores genéticos, ambientales (ingesta de gluten) e inmunológicos. Se estima que la EC afecta a un 1% de los españoles, la misma prevalencia que en el resto de países europeos, siendo más frecuente en las mujeres. Aún así, se considera que es una enfermedad infra-diagnosticada: un 75% de pacientes no sabe que es celíaco.


Los tipos de enfermedad celíaca

Uno de los motivos de este infra-diagnóstico es que existen varias formas clínicas en las que se presenta la enfermedad celíaca y muchas de ellas eran desconocidas hasta ahora:

  • Clásica: Es excepcional en la edad adulta.
  • Pauci o monosintomática: Es la forma más frecuente.
  • Silente: No hay manifestaciones clínicas, pero sí lesiones histológicas características.
  • Latente: En pacientes que en algún momento de su vida han presentado o van a presentar características propias de la enfermedad.
  • Potencial: En pacientes que, por sus características genéticas o inmunológicas, presentan un riesgo potencial de desarrollar la enfermedad. Los dos grupos más destacados son los familiares de primer grado y los pacientes que padecen enfermedades asociadas, bien sean autoinmunes, trastornos neurológicos y psiquiátricos y otras asociaciones, como Síndrome de Down, Síndrome de fatiga crónica o fibrosis quística.

 

Los síntomas de la enfermedad celíaca

Las manifestaciones clínicas de la EC en un niño pequeño dependen de la edad de introducción del gluten en la dieta, pero las más habituales son diarrea crónica, falta de apetito, estacionamiento ponderal, vómitos, dolor abdominal recurrente, laxitud e irritabilidad, apatía, introversión y tristeza.

En niños mayores y adolescentes, la enfermedad se presenta como una anemia ferropénica, estreñimiento, dolor abdominal, menarquía o irregularidades menstruales en las niñas, cefaleas, artralgias y hábito intestinal irregular.

En este colectivo, así como en adultos jóvenes, es bastante común la dermatitis herpetiforme, una erupción cutánea extremadamente pruriginosa que suele aparecer de forma simétrica en codos, rodillas, espalda y glúteos.

En el caso del adulto, la EC se presenta en distintos patrones, aunque los síntomas más usuales son dispepsia, síndrome de intestino irritable, dolor abdominal, vómitos recurrentes, dolores óseos y articulares, irritabilidad, astenia, ansiedad o depresión.


Biopsia imprescindible

Lo más importante para diagnosticar la EC es aumentar el nivel de sospecha ante las enfermedades asociadas y los signos clínicos. A partir de aquí, son necesarios un estudio serológico, que medirá y determinará los anticuerpos, y un estudio analítico básico, que evidenciará la presencia de anemia, ferropenia o la elevación de las transaminasas.

Aún así, para confirmar el diagnóstico es imprescindible realizar una biopsia intestinal, ya que las alteraciones en esta mucosa se desarrollan de forma secuencial hasta producir diversos grados de atrofia de las vellosidades intestinales. Para esta prueba es necesario que no se haya retirado aún el gluten de la dieta.


Excluir el gluten de por vida

El tratamiento de la enfermedad celíaca pasa por la exclusión del gluten de la dieta de manera estricta y de por vida, intentando mantener una alimentación sana y equilibrada. Es imprescindible que el paciente siga una dieta estricta, ya que el consumo de pequeñas cantidades de gluten puede igualmente causar trastornos clínicos, biológicos e histológicos. La recuperación completa de la mucosa intestinal no se produce de modo inmediato tras retirar el gluten de la dieta, sino que puede tardar un año en los niños y hasta más de dos en los adultos.

El celíaco deberá basar su alimentación en productos naturales, como legumbres, carne, pescado, huevos, fruta, verduras, hortalizas y cereales sin gluten, y deberá evitar, en la medida de lo posible, los alimentos elaborados y/o envasados, ya que es más difícil garantizar la ausencia de gluten en estos casos. Por ello, es tan importante un correcto etiquetado de los alimentos. Varias organizaciones y asociaciones de pacientes de EC requieren una legislación urgente que obligue a los productores a certificar con claridad la ausencia de gluten en sus productos. Aunque en algunos países se aplica el símbolo universal de “Producto sin gluten”, es difícil identificarlos todos por la contaminación cruzada, es decir, por estar fabricados en la misma máquina que otros productos con gluten.


La enfermedad celíaca es cinco veces más frecuente en niños que en adultos

Un estudio reciente ha determinado que la enfermedad celíaca es cinco veces más frecuente en niños (1,3%) que en adultos (0,3%). Se trata del primer estudio de prevalencia de la EC en que la muestra de población estudiada es un reflejo fiel de la población general por edad y sexo entre uno y 80 años. Publicado en la revista científica “Alimentary Pharmacology and Therapeutics”, la información ha sido elaborada por el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, el Hospital Mútua de Terrassa y la Universidad de Barcelona, en colaboración con la Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular (SEQC).

 

Tipos de alimentos:

Los alimentos se clasifican según si son libres de gluten, si pueden contenerlo por estar contaminados en su proceso de fabricación o si contienen gluten y, por lo tanto, no pueden tomar los celíacos. Este último grupo incluye:

  • Pan, harina de trigo, cebada, centeno.
  • Bollos, pasteles y tartas.
  • Galletas, bizcochos y productos de repostería.
  • Pasta alimenticia (fideos, macarrones, tallarines…).
  • Higos secos.
  • Bebidas destiladas o fermentadas a partir de cereales (cerveza y agua de cebada).
  • Productos manufacturados en los que entre en su composición cualquiera de las harinas citadas y en cualquiera de sus formas (almidones, féculas, sémolas, proteínas).
  • Obleas de comunión.


 
Recomendaciones:

  • El consumo de productos manufacturados conlleva asumir riesgos potenciales.
  • Es conveniente leer siempre la etiqueta del producto que se compra y, en caso de duda, consultar la última edición de la Lista de alimentos aptos para celíacos, actualizada periódicamente por la FACE. Igualmente, tener precaución con los productos importados, ya que los criterios o controles sanitarios pueden variar según el país de origen.
  • No consumir los productos a granel, elaborados artesanalmente y que no están etiquetados.
  • Se ha de tener precaución con la manipulación de alimentos y utensilios de cocina en casa, bares, restaurantes y comedores escolares.
  • Evitar freír alimentos sin gluten en aceites donde previamente se hayan frito productos con gluten.
  • Tener precaución con las harinas de maíz o arroz de venta en panaderías o supermercados sin  certificar la ausencia de gluten.
  • En las familias con un celíaco, se recomienda utilizar siempre y para todos los miembros harinas sin gluten o copos de puré de patata.
  • Ante la duda de si un producto contiene gluten o no, no consumirlo.

 

Fuente: Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE).