Aunque el fármaco está lejos de convertirse en una píldora milagro para el tratamiento de la obesidad, es muy prometedora como solución para perder peso, al menos en ratones, según los investigadores.

El fármaco actúa en el intestino e imita los procesos fisiológicos que se producen después de que un animal haya comido, como resultado, los ratones consumen calorías para hacer espacio a las “calorías imaginarias” que han ingerido.

El fármaco, llamado fexaramina, activa un interruptor molecular que libera ácidos biliares en el intestino en respuesta a la alimentación. Normalmente, el trabajo de la bilis es ayudar al cuerpo a digerir la comida, pero su secreción al intestino también tiene un efecto dominó, pues activa toda una serie de procesos en todo el cuerpo.

El nuevo fármaco también parece tener menos efectos secundarios que otros medicamentos para bajar de peso similares, ya que se queda en el intestino, en lugar de entrar en el torrente sanguíneo y afectar a todo el cuerpo, siempre según el estudio.

Actualmente, las personas que sufren obesidad grave, incluso después de tratar de bajar de peso con dieta y ejercicio, tienen muy pocas opciones de tratamiento, incluyendo la cirugía de bypass gástrico.

Ahora queda lo más difícil, pues, el fármaco tiene que ser probado en animales más grandes (como primates) y luego en seres humanos, antes de ser utilizado como tratamiento para la obesidad. Este proceso podría llevar un par de años, según los investigadores.

Ronald Evans, es el director del Salk’s Gene Expression Laboratory y coautor del artículo publicado el 5 de enero de 2014 en la revista Nature Medicine.

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El grupo de investigadores de Izquierda a derecha Ruth Yu, Sungsoon Fang, Annette Atkins, Ronald Evans, Michael Downes and Sandra Jacinto

Imagen: Cortesía del Salk Institute for Biological Studies