Es una fecha que da lugar a balances y proyecciones, las que siguen siendo severas pese a que la ONU ha revisado a la baja sus estimados –un quinto menos de lo previsto–, cifrando en 34 millones a las personas que viven con el mal. Esto no impide que cada año surjan 2.6 millones de nuevos casos, que el sida mate este año a 1.8 millones y contagie a 7,400 cada día.

Hace un decenio que el sida salió del ámbito de los grupos de alto riesgo (drogadictos, hemofílicos, gays) para alcanzar un aumento aterrador en la población heterosexual, en especial en jóvenes de 12 a 24 años. Por otro lado, un mal inicialmente masculino afecta hoy a hombres y mujeres por igual, y en un 10% a niños contagiados por madres que ignoran ser portadoras del sida, aunque este porcentaje tiende a bajar.

El continente más afectado sigue siendo África, con 26 millones de casos y un porcentaje de seropositivos de entre 28 y 30% de la población.  Aunque aquí también hay mejoras: seis de estos países han logrado que su población utilice condón en el 80% de sus relaciones sexuales, y el sida retrocede.

Aunque se experimenta con una vacuna que parece ser exitosa en un 50% y se han puesto en venta nuevos fármacos que retardan el avance del mal, lo cierto es que no existe vacuna disponible. Los llamados “cocteles” de medicamentos logran solo detener su avance. El uso de genéricos en Brasil, Argentina, Chile y Cuba ha logrado una cobertura de 90% de los casos (y en Brasil de 100%), pero se estima que hay 10 millones en el mundo sin ningún tratamiento.

En la mayoría de países todo depende de campañas masivas de prevención. Hay que insistir en las formas de “sexo seguro” y todas pasan, pese a la oposición de algunos sectores de la sociedad, por el uso del preservativo, recomendable en toda relación sexual.