Pro emjelpo, no imoprta en qeu oredn las ltreas aperaecn en una plaarba, sloo es imroptnate  que la Prmiera y la últmia lreta etsén en el luagr aroppaido. El retso puede ser un dasetsre toatl y se puede tovdaía leer sin prelbomas.

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Pasajes como estos han circulado por internet desde hace años. Pero, ¿cómo podemos leerlos? ¿Que aportan, los increíblemente bajos estandares para lo que es legible,  sobre como funciona nuestro cerebro?

Según Marta Kutas, neurocientífico cognitivo y el directora del Centro de Investigación de Lengua de la Universidad de California en San Diego, la respuesta corta es que nadie sabe por qué somos tan buenos en la lectura de un disparate incomprensible. Pero tiene fundadas sospechas.

"Mi conjetura es que el contexto es muy, muy, muy importante", afirma Kutas.

Usamos el contexto para pre-activar las áreas de nuestro cerebro que se corresponden con lo próximo que esperamos, añade. Por ejemplo, los escáneres cerebrales revelan que si escuchamos un sonido que nos lleva a sospechar que otro sonido está en el camino, el cerebro actúa como si ya estuvieramos oyendo el segundo sonido. Del mismo modo, si vemos una cierta colección de letras o palabras, nuestro cerebro saca conclusiones acerca de lo que viene después. Según Kutas "Utilizamos el contexto para que nos ayude a predecir".

Sin embargo, este no es un sistema perfecto. En los pasajes anteriores, Kutas sospecha que probablemente no averiguamos las palabras correctas solo sabiendo lo que había antes de ellas. Creíste que estabas leyendo el pasaje a la perfección, ya que automáticamente (y subconscientemente) rellenaste los espacios vacíos con tus conocimiento basándote en el contexto  - las palabras que vinieron después.

Además, en el primer ejemplo, el de las palabras con las letras del medio mezcladas, nos apoyamos en que el cerebro procesa todas las letras de una palabra a la vez, en lugar de una por una. Por lo tanto, las letras "sirven como contexto para las demás", dijo Kutas.

En el segundo ejemplo, con números sustituyendo a algunas letras, un estudio realizado en 2007 por científicos cognitivos en España encontró que la lectura de estos pasajes apenas activa las áreas cerebrales que corresponden a las cifras. Esto sugiere que el parecido con las letras de los números, así como su contexto, tiene una mayor influencia en nuestro cerebro que su representación como cifras.

Los investigadores creen que algún tipo de mecanismo de retroalimentación, como podría ser nuestra conciencia diciéndole a nuestro procesador sensorial lo que debe hacer, normaliza la información visual, lo que nos permite hacer caso omiso de los datos absurdos y leer el pasaje con facilidad.