El juez impone un año de prisión a dos psiquiatras  por un delito de lesiones por imprudencia grave, mientras que a dos médicos residentes (MIR) se les pena por una falta de lesiones por imprudencia grave.

Además, la resolución judicial establece que tanto los psiquiatras condenados como el Hospital deberán indemnizar a la perjudicada en la cantidad de 880.000 euros, más intereses y costas, por los daños y perjuicios ocasionados.

El 27 de agosto de 2001, M.P. de 36 años, acudió a las urgencias por haber perdido fuerza en la parte derecha de su cuerpo y desplomarse.Tras mejoría fue dada de alta.

Al día siguiente, sufrió pérdida de la movilidad en las extremidades derechas, desviación de la comisura bucal y afectación de la capacidad del habla y el entendimiento, razón por la que fue trasladada al Servicio de Urgencias del Gregorio Marañón.

En el Hospital fue atendida por dos Residentes que no llevaron a cabo una exploración neurológica y desoyeron las indicaciones de la familia acerca de las antecedentes personales por Tromboembolismo pulmonar sufrido 4 años antes.

El psiquiatra tampoco exploró personalmente a M.P. y ordenó su ingreso en el ala de psiquiatría, además recomendó atarla a la camilla (sujeción geriátrica).

Así la encontró al día siguiente su marido, volvió a insistir en los antecedentes personales de su esposa, y preguntó si habían descartado la posibilidad de un infarto cerebral, según recoge la sentencia.

La mujer sufría un ictus, que le provocó una hemiparesia derecha e incapacidad para hablar correctamente. Además, perdió el hijo que esperaba al no ser compatible el embarazo con el estado en que quedó.


El juzgado de lo Penal Nº20 entiende que "dejaron que el ictus se desarrollara con su falta de diligencia y su obrar incorrecto" además de no hacer las pruebas necesarias. Los condenados y el hospital deben pagar una indemnización de 880.000 euros.