El informe más reciente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático confirma que hay pruebas abrumadoras de que la actividad humana está afectando al clima mundial, y pone de relieve toda una serie de consecuencias para la salud humana.

El cambio climático y la variabilidad del clima provocan muertes y enfermedades debidas a desastres naturales, como olas de calor, inundaciones y sequías. Además, muchas enfermedades importantes son muy sensibles a los cambios en las temperaturas y las precipitaciones. Entre ellas figuran enfermedades comunes transmitidas por vectores, como el paludismo y el dengue, y otras mortíferas, como la malnutrición y la diarrea. El cambio climático incide ya en la carga mundial de morbilidad, y su influencia será seguramente mayor en el futuro.

Las repercusiones del clima en la salud humana no se harán sentir de manera uniforme en todo el mundo. Se considera que la población de los países en desarrollo, sobre todo de los pequeños Estados insulares, las zonas áridas y de alta montaña y las zonas costeras densamente pobladas, es especialmente vulnerable.

Afortunadamente, gran parte de los riesgos sanitarios se pueden evitar con las intervenciones y los programas sanitarios de que ya se dispone. Una acción concertada para fortalecer los componentes fundamentales de los sistemas de salud y promover opciones de desarrollo saludables puede contribuir a mejorar la salud pública ahora y reducir la vulnerabilidad al cambio climático en el futuro. La OMS respalda a los Estados Miembros en su labor de protección de la salud pública frente a las repercusiones del cambio climático y representa la voz del sector sanitario en la respuesta global de las Naciones Unidas a este desafío mundial.