Bueno, tened en cuenta que tal vez vuestra salud es más importante que cualquier compromiso diario y empezad a comer más despacio y masticar lentamente.

Un estudio realizado por científicos de la Universidad lituana de Ciencias de la Salud, presentado en el XV Congreso Europeo de Endocrinología, ha revelado una relación entre los alimentos consumidos a toda prisa y la tendencia a aumentar de peso, lo que aumenta la probabilidad de padecer diabetes tipo II.

Los investigadores, dirigidos por la Dra. Lina Radzeviciene, han analizado las respuestas a un cuestionario de un grupo de 702 personas, de las cuales 234 ya están sufriendo esta enfermedad.

Las preguntas se centraron en los hábitos y forma de vida practicada por los voluntarios, algunas relacionadas con las preferencias alimenticias, la cantidad de actividad física semanal y el consumo de tabaco o alcohol. Por último, la pregunta fundamental: ¿cuánto tiempo emplean en comer?

Además de responder a las preguntas, los voluntarios fueron invitados a someterse a un examen médico para medir el peso corporal y así determinar su índice de masa corporal.

La información recabada mostró que los voluntarios que comieron más rápido tenía 2.5 más probabilidades de padecer diabetes tipo II, por supuesto, también  los fumadores y los obesos tenían un riesgo mayor.

Los científicos no han sido capaces de explicar la correlación entre el hábito de comer rápido y el desarrollo de la enfermedad, pero insinúan que engullir los alimentos rápidamente puede contribuir al aumento de peso, ya que no permite al cerebro procesar las señales de saciedad. El vínculo entre la comida rápida y la enfermedad se vuelve más claro.

En espera de más estudios para confirmar esta investigación, os sugiero que disfrutéis de lo que tengáis en el plato y que comáis despacio.